Como era previsible, atención mediática importante para este tema de los cocineros vascos sobre los que pesa la acusación de haber pagado el llamado impuesto revolucionario. Valientes del peso de Alfonso Ussía o Pedro J. Ramírez parecen dispuestos a no volver a cenar jamás en los restaurantes en los que velan armas - o mejor, fogones - los chefs incriminados. Para airear un poco la habitación, mejor recurrir a la tira de ripa. O al encantador weblog de Gorkalimotxo.
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