30 de enero de 2017

Kjell Westö, Espejismo 38




Escritor finés en lengua sueca, Westö sitúa el marco temporal de esta novela, reconocida con el Premio de Literatura del Consejo Nórdico en 2014, en 1938, aunque en ella resuenan los ecos de la guerra civil finlandesa que se libró entre enero y mayo de 1918. Aunque la acción se sitúa en Helsingfors, la capital del país, es también claramente perceptible la situación europea: otra guerra civil, en este caso la española, o la anexión de Austria y de buena parte del territorio checoslovaco por parte de la Alemania de Hitler influyen en las tertulias del llamado Club de los Miércoles, grupo de amigos, todos ellos cuarentones y reputados profesionales, que se reúne mensualmente.  Uno de sus fundadores, Claes Thune, abogado, es el principal protagonista del libro, protagonismo que comparte con una mujer, la enigmática Matilde Wiik, que entra a trabajar como su secretaria, quien sirve – entre otros personajes – para establecer la continuidad entre la Finlandia de 1918 y la de 1938. Resulta imposible dar algún detalle de la trama sin que eso signifique destripar la obra, en la que el autor, muy hábilmente y ganando seguridad conforme la acción progresa, va por un lado detallando como los miembros del Club de los Miércoles van tomando posiciones respecto al auge de Hitler – y como el gris y mediocre abogado protagonista toma partido por primera vez en su vida y además de manera pública - y por otro dibuja una historia de venganza y sacrificio, en la cual la identidad de la víctima (y anterior verdugo) no es revelada hasta las últimas líneas.

Kjell Westö,  Espejismo38. Traducción de Carmen Montes Cano. Nordica Libros. Madrid, 2016.

25 de enero de 2017

¡Gracias jefe!




El director de esta película, François Ruffin, es redactor jefe de la revista francesa Fakir – que tiene como lema “la revista enfadada con todo el mundo. O casi” -, cuyos más de seis mil suscriptores han participado en la producción de la misma. Si bien se trata de un trabajo cercano a ese periodismo televisivo de denuncia que en nuestro país encarna Jordi Évole, hay otro modelo bien reconocible: el primer – y mejor – Michael Moore, el que aún no se tomaba demasiado en serio a sí mismo. Así, en “Roger and me”, Moore trataba de entrevistar al presidente de General Motors sobre el cierre de una planta automovilística que condenaba al paro, a la pérdida de asistencia  sanitaria, a la pobreza en definitiva a cientos de familias y, en el caso que nos ocupa, Ruffin trata de interpelar a Bernard Arnault, el hombre más rico de Francia, propietario del imperio del lujo LVMH – Louis Vuitton, Moët Chandon, Kenzo,… - que ha desmantelado numerosos talleres textiles en el norte de Francia. Tras fracasar en el intento, decide ayudar precisamente, a un matrimonio de damnificados por ese cierre. Aunque chirríe esa comparación que él mismo hace – ante sus hijos – con Robin Hood, compensa con creces el humor que destila toda la cinta y la ternura con esa pareja, que provoca inevitablemente una sonrisa cómplice en el espectador.