Un empate contra el Barça sabe a triunfo. No se pierden dos puntos, si no que se gana uno. Sin embargo, en un bonito partido, quizás el Athletic mereció algo más. Yeste - que marcó el golazo que supuso el empate - pudo haber decantado el partido a favor nuestro y hubiera acelerado, puesto que se hubiera tratado de otro gran gol, su entrada en el panteón de los jugadores ilustres de la escuadra vasca, lugar en el que, más tarde o temprano, entrará. Desde Barcelona, como reconoce Igor Camaño en su crónica para "Deia", también pensarán que el Barça mereció mejor suerte, porque también tuvieron su oportunidad para cambiar el resultado. Y desde la mitad de recorrido entre Barcelona y Bilbao, Zaragoza, tal vez pueda considerarse el empate como un resultado que hace justicia a un buen partido de fútbol. Aunque es un consuelo que no admitiremos ni los aficionados de un equipo ni del otro: el nuestro mereció ganar. El Athletic está necesitado de puntos para empezar a ascender posiciones y dejar los nervios para las cuentas presupuestarias. Esperemos, de cualquier modo, que el resultado que, en ningún caso, es malo suponga una inyección de ánimo ante el próximo partido ante el Besiktas de Estambul.
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