1 de diciembre de 2015

Recapitulación

Otro año más se me ha escapado conmemorar el aniversario de este blog. Hacer alguna entrada relativa a la sorpresa que me produce que aún siga entrando por aquí y, todavía mayor sorpresa, que la gente siga visitándolo. Por lo tanto, no se trataría tanto de una entrada conmemorativa, tendría que ser un escrito de agradecimiento a esos improbables lectores que todavía, de vez en cuando, se siguen pasando por aquí; la gran mayoría de ellos supongo que de forma accidental. Pero también a ellos debería mostrarles mi gratitud, igual que a los improbables visitantes habituales.

Abrí el blog con la intención de escribir más, de disciplinarme en la escritura. Por entonces, aún andaba en la Universidad y un profesor que ejercía cierta ascendencia sobre mi persona afirmaba aquello de que “a escribir se aprende escribiendo”. Hago constar que la producción académica escrita del mencionado profesor ha sido, y siendo generosos en la apreciación, escasa.

He de reconocer, no sin cierto rubor, que, retrospectivamente, leo las primeras entradas que fui escribiendo y, durante un tiempo (que no me atrevo a cuantificar) fui escribiendo con cierta frecuencia (la cual tampoco me animo a cuantificar) y, además, por lo que leído, creo que las entradas, más allá de partir en más de una ocasión, de una pura anécdota, aguantan bastante bien. Posteriormente, la cosa se fue haciendo cada vez más complicada: factores personales y cierta propensión a la pereza, fueron haciendo que cada vez las entradas sean menos numerosas, se distancie mucho más el tiempo que transcurre entre cada una de ellas y que, además, estas se nutran mucho más de "material ajeno": citas de libros que estoy leyendo, películas, canciones, etc. A ello, estoy en los últimos meses, para demostrar que el blog todavía está vivo, reproduciendo reseñas que publico en otros medios, básicamente en la revista "Ruta 66". Pero tampoco creo que esto pueda demostrar que este espacio de Internet está vivo, más bien que se mantiene en un estado no demasiado saludable.

Y aquí estamos recapitulando, haciendo tanto un examen de conciencia como un vago compromiso público por escribir más, con mayor frecuencia. Aunque es un compromiso que se asume, al menos por el momento, sin excesivo entusiasmo. Porque, a la que acabo de escribir estas líneas, se me aparecen otras dudas, especialmente por el hecho de que uno también quiere encontrar el tiempo, el espacio para tratar de escribir algo que valga la pena... Y de nuevo las preguntas... ¿Ficción? ¿Seguir refugiado en la modesta crítica cultural? ¿Pasar de esa modestia al ensayo? ¿Atreverse de una vez por todas con la poesía?

Acabamos por ahora, pero, disculpen las molestias, tal vez sigamos...