Llevaba un par de días sin escribir nada. Mala cosa, si tenemos en cuenta que, precisamente, de lo que trata esto es de obligarme a escribir diariamente. La culpa, aparte de algún problema informático, la ha tenido la lectura de "El hijo del acordeonista" de Atxaga, que he comenzado a leer tras la noticia de no haber sido premiada con el Nacional de Literatura. Para acompañar la lectura, he escuchado a Jabier Muguruza - creo que el creador de Obaba y él son amigos - y, dada la historia del libro, un disco de Joseba Tapia de versiones de canciones vascas de la Guerra Civil.
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