La vida en la capital de Chechenia es muy dura. De hecho para mí y los que me rodean sería una pesadilla, seguro que no sobreviviríamos. Y, sin embargo, la gente sobrevive. No son héroes, pero hacen su vida normal: van al mercado, ejercen como médico en una ambulancia desvencijada - y se pluriemplean jugándose la vida extrayendo petróleo de baja calidad de un agujero infecto -, siguen estudiando, o las chicas se ponen guapas en el único salón de belleza de la ciudad. Ese gesto y el de las escenas finales: con madres pariendo es el que mejor describe la continuidad digna del pueblo checheno. La casualidad ha hecho que antes de la proyección de este reportaje televisivo francés el ejercito ruso asesinara a Masjádov, antiguo presidente de Chechenia, y posiblemente la última esperanza de paz que le quedaba a su país. Es esa esperanza, la que precisamente se han encargado de aniquilar Putin y sus secuaces. Precisamente, mientras veíamos estas imágenes - captadas con cámara oculta, pues el Kremlin prohíbe la presencia de periodistas independientes en Chechenia -, Putin recibía los abrazos de los representantes de la "vieja Europa": Chirac, Schroeder y Zapatero.
Llega un grito a través del cielo. Ya ha ocurrido otras veces, pero ahora no hay nada con que compararlo.
22 de marzo de 2005
Grozni, crónica de una desaparición
La vida en la capital de Chechenia es muy dura. De hecho para mí y los que me rodean sería una pesadilla, seguro que no sobreviviríamos. Y, sin embargo, la gente sobrevive. No son héroes, pero hacen su vida normal: van al mercado, ejercen como médico en una ambulancia desvencijada - y se pluriemplean jugándose la vida extrayendo petróleo de baja calidad de un agujero infecto -, siguen estudiando, o las chicas se ponen guapas en el único salón de belleza de la ciudad. Ese gesto y el de las escenas finales: con madres pariendo es el que mejor describe la continuidad digna del pueblo checheno. La casualidad ha hecho que antes de la proyección de este reportaje televisivo francés el ejercito ruso asesinara a Masjádov, antiguo presidente de Chechenia, y posiblemente la última esperanza de paz que le quedaba a su país. Es esa esperanza, la que precisamente se han encargado de aniquilar Putin y sus secuaces. Precisamente, mientras veíamos estas imágenes - captadas con cámara oculta, pues el Kremlin prohíbe la presencia de periodistas independientes en Chechenia -, Putin recibía los abrazos de los representantes de la "vieja Europa": Chirac, Schroeder y Zapatero.
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