4 de noviembre de 2004

Cristóbal Serra según él mismo

"Nací en Palma de Mallorca, que hicieron grande los romanos, los moros, los judíos, los cristianos y en nuestros días los turistas. Mi destino me impuso vivir aquí más de medio siglo. Esta ciudad rodeada de murallas ha sido para mí una ciudad amurallada. Toda mi juventud y una parte del otoño de mi vida me he sentido ahogado, y he reclamado oxígeno para escapar a la indiferencia general hacia la literatura y el espíritu. Durante largos años de mutismo en este ambiente provincial petrificado, he soñado sin imágenes y sin palabras, y he llevado una vida un poco al margen. De cara a la sociedad, me vi obligado a pagar un pesado tributo: la enseñanza. Esta manera de subsistir me sumergió en la rutina pedagógica, una de las peores que existen. De ella proviene en parte la angustia que reflejan mis primeros libros, y que no me ha abandonado. Alrededor de mí flota un aura neurótica. Venturosamente, y aunque se ha manifestado en algunos miembros de mi familia, en mi caso no se ha convertido en auténtica locura."

Sucinta autobiografía para un escritor inabarcable. Pertenece al dossier que la revista "Quimera" - casi veinticinco años en la vanguardia literaria española, lo que supone un cuarto de siglo viviendo en un alambre suspendido y sin red - le dedica. Habrá que leerlo con interés. Me refiero al dossier, pues a Cristóbal Serra hay que leerlo con veneración.

Lo que escucho mientras escribo: Anthony Braxton, Six Monk's Compositions (1987) (Black Saint)

Lo que leeré cuando acabe: Harkaitz Cano, Jazz y Alaska en la misma frase (Seix Barral). Lo he cogido - en la Biblioteca - porque me ha gustado mucho su título.

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