También en "La Vanguardia" del 6 de febrero escribe a propósito de El cielo gira, Carlos Losilla, uno de los críticos cinematográficos españoles más respetables:
En el coloquio celebrado al término de la proyección de El cielo gira, en el último Festival de Gijón, donde se presentó en su sección Llendes, un espectador interrogó a la directora Mercedes Álvarez sobre la influencia ejercida en su película por otros dos cineastas singulares como son Víctor Erice y José Luis Guerin. Es una pregunta obligada, pero no va en menoscabo de la originalidad de esta obra ejemplar, pues quizá se trate de una de las propuestas más arriesgadas y transgresoras del cine español de los últimos años. Estructurada como un relato en primera persona, en el que la autora regresa al pueblo soriano donde nació para recuperar una porción de la gran memoria individual y colectiva, El cielo gira se sitúa en la tradición de El sol del membrillo, de Erice, y En construcción, de Guerin, para elegir finalmente su propio itinerario: del documento al testimonio pasando por el diario íntimo. La cuestión no estriba, pues, en su condición de realidad recreada o recreación de una realidad. Hay una anciana que nos muestra huellas de los dinosaurios que transitaron por aquella región hace miles de años. Hay edificios centenarios que se transforman como los paisajes, y paisajes que permanecen inalterados como algunos edificios. Hay fantasmas que nos hablan de tiempos pretéritos en un presente en el que todo ha cambiado.Y hay un pintor que se está quedando ciego cuya mirada, metáfora del propio cine, alude a la posibilidad de conservar los recuerdos para siempre aunque sólo sea como meras sombras. Con esta capacidad de sugerencia, con esta plenitud poética, Mercedes Álvarez ha hecho una película cuya existencia aquí y ahora resulta, por sí sola, un milagro. Lo supimos de inmediato quienes la vimos en Gijón y lo están empezando a adivinar ahora más allá de nuestras fronteras. Sólo queda que El cielo gira reciba pronto, en las pantallas de su propio país, el reconocimiento que merece.
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