El nuevo disco de Richard Buckner, grabado en Tucson, sigue fiel a su trayectoria - de cuya discografía supone el sexto escalón, además de su primer trabajo para una nueva disquera - que bascula entre el nuevo country y el rock alternativo, siempre decantándose un poco para el segundo de los estilos. Es algo que no varía en esta ocasión aunque, sin embargo, las texturas de su sonido parecen algo diferentes a lo que nos había acostumbrado. No estamos hablando del estilo, no tan diferente a lo que ha venido haciendo desde que en 1994 publicara su primer disco, el recomendable Bloomed. Aquí, en Dent and Shells las once piezas incluidas en su nueva obra son otros tantos medio-tiempos, algunos de ellos más cargados de tensión que otros, más líricos en consonancia con el más que evidente ánimo introspectivo de su compositor, ánimo que se refleja en la quebrada voz - que hace pensar que pertenece a alguien que no debe reírse mucho; es extrañamente (para un músico de sus características) conocida su vida sentimental que ya cuenta con dos divorcios - de Richard y en lo ascético de su acompañamiento musical. Aunque éste último aspecto también se amplía, con una formación algo más numerosa de lo habitual entre la cual destacan el batería de Butthole Surfers, King Coffey, o un bajista colaborador del gran Bob Mould, Andrew DuPlantis. El disco incluye algún tema como "straight" que parece contener más furia - siempre contenida, naturalmente - en su interior, pero que queda atenuada deliciosamente con una juguetona melodía a los teclados con la que concluye, o "her" cuyo viaje parece hacerse por abismos oscuros con un claro protagonismo de la percusión y del bajo, en una demostración clara del protagonismo de otra de las facetas de este músico de Lubbock: la oscuridad. No en vano, Buckner, en un anterior disco, The Hill se inspiraría en la Antología de Spoon River de Edgar Lee Masters. Una oscuridad que puede resultar en ocasiones devastadora, como pone de relieve el corte que pone fin a Dent and shells, "as the waves will always roll", que tal vez viene a decir que cualquier atisbo de esperanza que se haya podido vislumbrar en el resto de temas no ha sido sino una coincidencia.
Llega un grito a través del cielo. Ya ha ocurrido otras veces, pero ahora no hay nada con que compararlo.
14 de diciembre de 2004
Richard Buckner, "Dents and shells"
El nuevo disco de Richard Buckner, grabado en Tucson, sigue fiel a su trayectoria - de cuya discografía supone el sexto escalón, además de su primer trabajo para una nueva disquera - que bascula entre el nuevo country y el rock alternativo, siempre decantándose un poco para el segundo de los estilos. Es algo que no varía en esta ocasión aunque, sin embargo, las texturas de su sonido parecen algo diferentes a lo que nos había acostumbrado. No estamos hablando del estilo, no tan diferente a lo que ha venido haciendo desde que en 1994 publicara su primer disco, el recomendable Bloomed. Aquí, en Dent and Shells las once piezas incluidas en su nueva obra son otros tantos medio-tiempos, algunos de ellos más cargados de tensión que otros, más líricos en consonancia con el más que evidente ánimo introspectivo de su compositor, ánimo que se refleja en la quebrada voz - que hace pensar que pertenece a alguien que no debe reírse mucho; es extrañamente (para un músico de sus características) conocida su vida sentimental que ya cuenta con dos divorcios - de Richard y en lo ascético de su acompañamiento musical. Aunque éste último aspecto también se amplía, con una formación algo más numerosa de lo habitual entre la cual destacan el batería de Butthole Surfers, King Coffey, o un bajista colaborador del gran Bob Mould, Andrew DuPlantis. El disco incluye algún tema como "straight" que parece contener más furia - siempre contenida, naturalmente - en su interior, pero que queda atenuada deliciosamente con una juguetona melodía a los teclados con la que concluye, o "her" cuyo viaje parece hacerse por abismos oscuros con un claro protagonismo de la percusión y del bajo, en una demostración clara del protagonismo de otra de las facetas de este músico de Lubbock: la oscuridad. No en vano, Buckner, en un anterior disco, The Hill se inspiraría en la Antología de Spoon River de Edgar Lee Masters. Una oscuridad que puede resultar en ocasiones devastadora, como pone de relieve el corte que pone fin a Dent and shells, "as the waves will always roll", que tal vez viene a decir que cualquier atisbo de esperanza que se haya podido vislumbrar en el resto de temas no ha sido sino una coincidencia.
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