El fin de semana pasado, el del sábado dieciocho, lo pasamos en el pueblo de una amiga, Sonia. Estuvimos alojados en la casa que comparten ella y su prima Eva. Gracias por su hospitalidad, ante todo. Fue un viaje breve pero intenso, especialmente en lo referido al comer y al beber. Hacía tiempo que mi aparato digestivo no trabajaba tanto. También hacia tiempo que no trasnochábamos tanto como ese sábado. Tras una fenomenal fiesta de cumpleaños, la de Idoia, amiga de Sonia, a la que felicitamos y agradecemos su invitación, nos fuimos de copas hasta casi al amanecer. Resistí como un jabato, todo sea dicho, a lo que sin duda contribuyó un comportamiento moderado con el alcohol - tras un soberbio Marqués de Cáceres en la mencionada fiesta, apenas si cayeron una copichuela de JB y una o dos cervezas - y mi habitual discreción en el baile. Por cierto, que me dí cuenta que no conozco apenas las canciones de moda de esta temporada - tan sólo el himno gay ese rumano, las inevitables de Bisbal, y esa de la vuelta a España que tiene ese videoclip tan cursi -, y es que tendría que salir más... Pero, bueno, Corella, en Navarra, es un pueblo bonito, que bien merece una visita aunque no tengáis la suerte de contar con la ayuda de nuestra amiga Sonia, su novio Víctor - barcelonés, aunque corellano honorario, por lo visto - y todas sus amigas - y algún amigo - que hicieron de nuestra breve estancia un gran placer. Gracias.
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