¡Al fin! He conseguido hacerme con Suicidio Perfecto, la última novela escrita por el griego Petros Markaris y que nuevamente tiene como personaje central al comisario Costas Jaritos. Durante la lectura de la tarde - unas ochenta páginas -, la siempre gratificante sensación de encontrarse con amigos a los que hace tiempo que no se trata. Sensación todavía más estimulante puesto que nos reencontramos con el buen Jaritos tras el final de su anterior peripecia, concluida cuando recibe un balazo en el pecho. El inicio de esta novela muestra a un insólito comisario dependiente en exceso de los cuidados de su mujer y de su yerno cardiólogo. Con todo, poco a poco, conforme avanza su recuperación física, también lo hace la mental y en este momento Jaritos se dispone a comenzar - pese a su baja médica - una investigación de un caso en el que se mezclan la especulación inmobiliaria y la xenofobia. La Atenas de Markaris, la Vigàta de Camilleri y la Barcelona del añorado Vázquez Montalbán podrían ser los vértices de un triángulo mediterráneo de novela negra. Más información en cuanto acabe de leer el libro. Un compromiso ineludible - una boda - alargará la duración de su lectura. Nueva sensación: la agridulce de renunciar a la lectura mezclada con la excitante prolongación de la misma.
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