"Me acusan de definirme todo el tiempo desde lo que disgusta. Es que no puedo con los médicos, el condado de Cheshire, Jane Austen, el Manchester United, The Guardian, David Bowie, la policía de Nueva York, los tipos blandos que babean, el vino tinto, Australia, la Princesa Diana, los proletas, la prohibición de fumar, los psicólogos, los izquierdistas que se opusieron a la Guerra de las Malvinas, los putos pubs y el ambiente en general de Brighton, J.R.R. Tolkien, los perros y el julandrón de Kojak y las entrevistas. Y odio Manchester con toda mi alma. Esta ciudad ha producido muchos tipos como yo: hombres duros con hígados pétreos y caras como camas sin hacer. Suena a Raymond Chandler, ¿eh? De joven me gustaba, hoy prefiero a Jim Thompson, Pero sigo estando de acuerdo con aquello que dijo Chandler: "Si pierdes el tiempo razonando, no serás creativo".
Mi padre era fontanero, como mi abuelo antes que él. Yo era un niño tímido; se metían conmigo. Solo tenía hermanas, no había un hermano mayor que saliera en mi defensa. Tuve que solventarlo yo solito y vaya si lo hice".
(Mark E. Smith. Recogido en el artículo "El enigma Mark E. Smith. No es repetición, es disciplina, capullo", de Ignacio Juliá. Revista Ruta 66, número 323, febrero 2015.
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