"Debió de ser por aquel Archiduque austriaco. Proteges a un miembro de una familia real, y todo el mundo empieza a hacer suposiciones. Dado que en estos tiempos los anarquistas y los jefes de Estado se definen por ser enemigos naturales, la lógica dictaba que Lew se convirtiera en el agente ideal para disparar a los anarquistas cada vez que asomaran en la galería de tiro de la historia cotidiana. Sobre su mesa empezaron a ir a parar con cierta regularidad notas relacionadas con anarquistas. Y así se encontró junto a vallas de fábricas, inhalando humo de carbón, recorriendo las líneas de piquetes huelguistas ataviado con alguno de los miles de disfraces de WCI, aprendiendo lo suficiente de varias lenguas eslavas para ser creíble en los tugurios donde, desesperados, se reunían los descontentos, los veteranos de los Mataderos con dedos amputados, los soldados irregulares del ejército del dolor, los profetas que habían visto América tal como debía ser en visiones que los guardianes de América no podían tolerar."
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