Aprovechando unas pasadas declaraciones de Rodríguez Ibarra, escribía ayer Álvaro Delgado-Gal en el ABC, director de la nunca lo suficientemente bien ponderada Revista de Libros, acerca del concepto de patria de la izquierda, relacionándolo - tras erudita pirueta - con el republicanismo que parece guiar al PSOE y, especialmente, a Rodríguez Zapatero. Concluye Delgado-Gal:
"El pensamiento republicano se nutre de la retórica patriótica clásica. La Primera Década de Tito Livio, la obra que inspiró a Maquiavelo un texto que es el reverso de El príncipe, está constelada de sacrificios portentosos y supererogatorios. Clelia, una mujer, desafía al rey Porsena y redime a las cien vírgenes que han sido entregadas como rehenes por los romanos; Cocles pierde un ojo defendiendo en solitario la cabeza de un puente sobre el Tíber contra el ejército etrusco; Mucio Escévola se abrasa la mano que no ha sabido matar al enemigo de la república. ¿Qué nos ha llegado de esta gran tradición? Un programa de subvenciones a cuenta del Estado para que los ciudadanos amplíen su autonomía, o empleando una jerga menos engañosamente kantiana, una política orientada a que la gente acrezca su bienestar material a través del impuesto progresivo. Éste es el republicanismo de Pettit, después de depuradas sus páginas de ganga. Quentin Skinner, por cierto, y sobre todo Pocock, son, todavía, otra cosa. Pero el irlandés obsequioso que hemos visto por estos pagos es, sobre todo, lo que acabo de contar. Se repite el esquema neoliberal, sólo que dado la vuelta."
Humildemente, para quien suscribe también está claro que Skinner y, sobre todo Pocock, son otra cosa, pero quizás sea más práctico - que no simplemente más sencillo - utilizar como referente para un proyecto a Pettit que a Skinner y Pocock, pese a que el utillaje intelectual que aportan los dos últimos sea superior al del primero.
Philip Pettit en el arco iris de gravedad:
No hay comentarios:
Publicar un comentario