30 de septiembre de 2007

Falleció Joe Zawinul


Con algo de retraso y sin enlaces:
El teclista austriaco Joe Zawinul falleció el pasado 11 de septiembre en Viena, ciudad en la que había nacido setenta y cinco años antes. “Joe Zawinul nació el 7 de julio de 1932 para el tiempo terrestre y el 11 de septiembre de 2007 para la eternidad”, declaró su hijo Erich Zawinul al comunicar la noticia del fallecimiento.

El que Zawinul se haya ganado un hueco en la eternidad se debe a un carrera musical sólida, pero reposa básicamente en algunos hitos: la composición de “Mercy, mercy, mercy” para “Cannonball” Adderley, lo más cercano a un éxito popular jazzístico; la colaboración en los dos discos que marcan la inflexión eléctrica de Miles Davis a finales de los sesenta – “In a silent way” (el tema con ese nombre fue compuesto por Zawinul) y “Bitches Brew – y la creación – y marcado liderazgo – de Weather Report, el grupo que puede considerarse como referencia del llamado “jazz-fusión”.

Nacido en Austria casi paralelamente a la llegada de su paisano Hitler al poder, Zawinul no conoció el jazz – prohibido como “arte decadente” por el régimen nzi - hasta acabada la II Guerra Mundial. Hasta entonces, como también posteriormente, recibió una educación musical marcadamente clásica, junto a figuras del piano clásico como Friedrich Gulda.

A finales de los cincuenta emigrará hacia Estados Unidos. No tardará mucho en hacerse un nombre. Cabe considerar como su primera colaboración de relieve la que mantendrá con la cantante Dinah Washington en la que sustituirá a un pianista tan talentoso como Wynton Kelly, músico al cual una temprana muerte impidió una más que probable notable carrera. Ya en los sesenta, Zawinul comenzará su trabajo con Julian “Cannonball” Adderley, una unión que cabe considerar como fructífera para ambos: pues poco a poco – es posible escuchar en estos álbumes la evolución de un pianista humilde y correcto miembro de banda a otro más ambicioso y enérgico - el austríaco irá dotando a los discos del saxofonista de un sonido más actual, producto de su interés por los nuevos sonidos que se incorporan al jazz, firmando temas tan exitosos como el ya mencionado “Mercy, mercy, mercy”.

El final de los sesenta marcará el final de la colaboración con Adderley y dará inicio su breve, pero intensa, etapa junto a Miles Davis. Grabadas el mismo año – en febrero la primera, en agosto la segunda -, tanto “In a silent way” como “Bitches Brew” son dos obras maestras de una importancia capital en el devenir posterior del jazz, en el cual muchos de los colaboradores en estos discos jugaron un papel crucial: Shorter, McLaughlin, Corea, Holland, Williams... a parte del propio Zawinul, claro está. Si bien los discos tal como fueron editados en su momento son suficientes para explicar su grandeza, no es menos cierto que las “complete sessions” editadas tanto de uno como de otro atestiguan el complejo proceso de evolución del sonido, así como del acierto de Miles y su productor Teo Macero en la elección de los temas.

Concluyendo una etapa de algo más de una década – el tiempo que media entre su llegada a Estados Unidos y la creación de Weather Report -, Zawinul habrá cumplido con un destacado papel en la evolución del jazz. Junto al saxofonista Wayne Shorter y al contrabajista checo Miroslav Vitous iniciará los setenta con la creación de un grupo cuyo nombre viene a ser sinónimo de jazz-fusión y que en un inicio vendrá a ser en la práctica una prolongación de los trabajos con Miles. Tras “Mysterious Traveller”, tal vez su mejor disco, Vitous dejará el grupo y la posterior incorporación de Jaco Pastorius devendrá capital en la definición del sonido del grupo que se hará conocido por sus actuaciones en directo con gran capacidad de convocatoria y por piezas como la popular “Birdland”, ese tema que incluso la persona más lega en jazz habrá escuchado en alguna ocasión, sino por The Weather Report en algunas de sus numerosas versiones. El sonido del grupo, ya en los ochenta y sin Jaco Pastorius, conocerá una nueva evolución, guiado por la curiosidad insaciable de Joe Zawinul hacia lo que ahora conocemos como world – music.

Weather Report desaparecerán a mediados de los ochenta con el apretón de manos entre sus miembros fundadores supervivientes, Shorter y Zawinul, que ilustrará la contraportada de su último disco y el austríaco proseguirá una carrera marcada por su curiosidad y eclecticismo, liderando o formando parte de proyectos en los que tratará de dar voces a nuevas promesas junto a otros destacados músicos provenientes de todas las partes del mundo y cuya relación ocuparía buena parte de esta revista: Arto Tucboyaciyan, Richard Bona, Trilok Gurtu, Salif Keita, Maria Joao...

Con todo, Joe Zawinul no olvidó al jazz como demuestra que en el inicio de siglo creara un club – naturalmente llamado “Birdland” – en el Hotel Hilton de su Viena natal, la misma en la falleció hace unos días. Descanse en paz.

19 de septiembre de 2007

Leído: Ronda nocturna, Sarah Waters

Ronda nocturna es la primera novela que he leído de Sarah Waters. Por lo que se ha podido leer por ahí parece existir cierto consenso en que estamos ante la pieza más lograda de su autora. Vale decir que a quien suscribe le ha parecido una buena novela. En esta ocasión, Waters abandona sus habituales escenarios victorianos para acercarse algo más al tiempo actual en una novela que describe las vicisitudes - con Londres como telón de fondo; la capital británica bien puede considerarse como un importante personaje más de la acción - de sus cuatro principales protagonistas - los hermanos Duncan y Viv Pierce, Helen y Kay - en tres períodos diferentes: 1941, 1944 y 1947, comenzando desde el final y remontándose hasta el inicio, concluyendo la obra con la resolución de algunos de los secretos - intrigas - que ensombrecen a los protagonistas al inicio de la narración. Waters maneja con habilidad los hilos de la trama para que el interés del lector no decaiga: así, en la primera parte, que en realidad es el colofón de la historia, asistimos a una presentación de los personajes, en la cual ya se adivina que la guerra - pero no sólo la guerra - ha dejado maltrecha el alma de los mismos; la segunda parte es la más extensa y en ella la autora se dedica a tejer la delicada red que pone en relación a todos los personajes, mientras que en la tercera, la más breve, se trata de ofrecer, como ya se ha comentado anteriormente, una resolución que es a la vez un punto de partida de capital importancia. Las últimas páginas, dedicadas a la forma - sorprendente, dramática, pero también romántica - en la que se conocen dos de los personajes que han aparecido distanciados al inicio, están especialmente conseguidas y revalidan la impresión de que estamos ante una más que interesante novela, con la que Waters consiguió ser - por segunda vez - finalista al premio Booker. Edita Anagrama.
Escuchando: fORCH, spin networks (psi / Emanem). Son FURT (o sea Richard Barrett y Paul Obermayer) que han grabado improvisaciones a dúo con el resto de colaboradores del disco - John Butcher, Rhodri Davies, Paul Lovens, Phil Minton, Wolfgang Mitterer y Ute Wassermann - para utlizar el resultado mediante samples. Posteriormente, han ensayado todas las combinaciones posibles entre el dúo y cada uno de los músicos y por último han tratado de elaborar tres piezas de media hora de duración cada una de ellas con toda la formación del octeto. Todo ello improvisando. ¿Suena raro? Pues el resultado suena igual de raro, aunque extrañamente atrayente.

17 de septiembre de 2007

Los premios Emmy homenajean a The Sopranos

Quien suscribe tiene ya una edad suficiente como para ignorar cualquier tipo de premios y sus ceremonias. No obstante, me ha parecido un detalle muy emocionante el hecho de que en la gala de los premios Emmy de televisión celebrada la pasada noche se haya homenajeado a la serie The Sopranos - una de las mejores cosas que se pueden ver en las cada vez menos pequeñas pantallas que tenemos en casa-; primero con un montaje de imágenes sirviendo de fondo a un par de canciones y, después, haciendo salir al escenario al reparto de la serie. La industria televisiva reconoce a esta serie como un punto y aparte dentro de la historia del audiovisual doméstico, cuya influencia estoy seguro que se alargará durante bastantes años. En la gala han premiado a la serie, que como es bien sabido ha concluido esta temporada, y a su último capítulo, pero no han obtenido recompensa sus dos principales protagonistas James Gandolfini - vencido por el ínsipido James Spader, que como mínimo ha tenido el detalle de reconocer que "se sentía como si hubiera robado un montón de dinero a la mafia" - y Edie Falco.

Más detalles sobre la celebración y premiados en
Chica de la tele.

Aquí el homenaje:



Y aquí el discurso crispado y censurado de una manera bastante cutre - ¿por su mención a la guerra o por decir "maldito"? - por la Fox de la premiada - en la categoría en la que participaba la gran Edie Falco - Sally Field:


16 de septiembre de 2007

Después de vacaciones: reflexiones de Hubert Védrine

Leo en Una temporada en el infierno, la entrevista que Juan Pedro Quiñonero le hace a Hubert Védrine, ex ministro de asuntos exteriores socialista, consejero de François Mitterrand durante catorce años, ha redactado para Nicolas Sarkozy, presidente conservador, un informe especial destinado a combatir la desconfianza y angustia nacional ante la globalización. A la pregunta sobre las angustias nacionales al proceso de construcción europea, que se tradujeron en Francia con el rechazo al Tratado Constitucional de la UE, Védrine responde:

"Hay bastantes razones, bien estudiadas. El apego al papel protector y re distribuidor del Estado. El apego a una identidad y una lengua amenazadas, se piensa, por la “marea” anglófona. Los celos nacionales hacia un proceso percibido como “americanización”. Una “repugnancia moral” muy francesa hacia la economía de mercado y su motor, el beneficio. La voluntad de preservar el sistema nacional de protección social. El apego católico y marxista, al mismo tiempo, de igualdad, el odio hacia las desigualdades espectaculares, el enriquecimiento provocador. Una cierta reserva irracional hacia la ciencia, con un corolario muy negativo: miedo hacia el progreso…"

Chapeau, Monsieur Védrine...