5 de mayo de 2007

Philip Glass, Notes on a scandal


Para “Diario de un escándalo” – que así ha sido estrenada esta película en nuestro país -, su director, Richard Eyre, deseaba una ilustración musical basada en el relato interior de su protagonista principal – Judi Dench que se enfrenta a Cate Blanchett en un duelo interpretativo que promete intensidad -, que tratara de enfatizar – a este cronista ese verbo no le gusta nada, la columna sonora de un film ha de acompañar más que enfatizar – su propia desilusión y su subjetiva visión de los hechos. Para Eyre, la música creada por Philip Glass cumple brillantemente su función, según acreditan las notas interiores del disco.
“El disco acaba y empieza con Barbara” anuncia en esas mismas notas el prolífico compositor estadounidense. “First day of School” o “Invitation” son piezas con un motivo simple y delicioso a la vez, pero no exentas de tensión, una tensión que se va imponiendo a medida que avanzamos en la escucha del score a través de piezas cuyos títulos ya son suficientemente ilustrativos: “Confession”, “Stalking”, “Courage”, “Someone has died” o “Betrayal” para encontrarnos de nuevo con el inicial motivo – que también se sugiere en otros cortes, incluyendo los mencionados – en los últimos extractos, pero ahora teñido más de melancolía que de tensión. Cabe decir que sin romper moldes Glass utiliza diversos recursos y registros en esta obra para acabar obteniendo resultados que parecen bastante funcionales – queda por ver si el director como afirma, no los utiliza para enfatizar excesivamente la acción – y en ocasiones hasta brillantes.
Es esta eficiencia y brillantez la que ha provocado que el autor de “Einstein on the beach” sea el autor estadounidense de música contemporánea más solicitado por la industria del cine, desde la inicial “Koyaanisqatsi” hasta obras tan conocidas como “Kundun” o “The Hours”, hasta el punto que muchos aficionados a la música de cine pueden ignorar su faceta paralela – tal vez los aficionados más puristas ignoren su obra fílmica, craso error -, pero lo que se puede asegurar es que, por el momento, es decir hasta este reciente “Notes on a scandal”, Glass desempeña su oficio de manera más que notable.
Otra cosa: Philip Glass cumple en 2007 sus primeros setenta años de vida, lo que puede resultar un buen motivo - tan bueno como cualquier otro, pero ya sabemos que la devoción por las cifras redondas es una afición extendida – para empezar a frecuentarlo o para repasar su exhaustiva y multifacética discografía.

No hay comentarios: