Algún día tendremos que hallar una explicación – lo más convincente posible, claro está –al hecho de cómo la música facturada en los ochenta, especialmente en sus principios, dispone actualmente de tanta influencia. Esta reflexión se le ocurre a este cronista mientras escucha el segundo número de “Mosaic”, una pieza titulada “The Pyramid” que evoca, nada sutilmente, el magisterio de Siouxsie Sioux.
Si este cronista no está equivocado, estamos ante el primer disco que graba para el sello Matador esta banda australiana – Antonia Sellbach (voz, bajo), Luke Horton (voz, guitarras) Y Monika Fikerle (percusión, coros) – y es éste un buen primer disco al uso, aunque tal vez no sea la primera grabación de la banda. Se detectan energía, ilusión y buen humor. También parece haber talento: la voz de Sellbach – no siempre tan parecida a la de Siouxsie como en el caso comentado – y determinados dibujos de la guitarra de Horton prometen grandes momentos y, lo cierto, es que los cuatro primeros cortes pueden calificarse como tales, como buenas canciones sin duda. Un muy breve interludio separa “At 100%” – la cuarta composición - del resto y desaparece la tensión –el grito puntual y las dinámicas aceleración/desaceleración no crean tensión automáticamente - que hasta entonces respiraba el álbum. El resto del material es algo más errático y a Sellbach y a sus colegas les cuesta deshacerse de sus influencias que se hacen más evidentes.
La fusión entre punk y tendencias arty hacen inevitable traer a colación los primeros discos de Wire, aunque “Mosaic” – título, imagen y concepto también muy eighties – sea menos directo, menos emocional. Aunque seguro que Sellbach, Horton y Fikerle tocan sus instrumentos mucho mejor de lo que lo hacían los británicos. La trayectoria de éstos fue fulgurante, sorprendente – lo que pueden hacer hoy en día no tiene nada que ver con este álbum - y ha resultado ser larga. A ver la de Love of Diagrams…
Si este cronista no está equivocado, estamos ante el primer disco que graba para el sello Matador esta banda australiana – Antonia Sellbach (voz, bajo), Luke Horton (voz, guitarras) Y Monika Fikerle (percusión, coros) – y es éste un buen primer disco al uso, aunque tal vez no sea la primera grabación de la banda. Se detectan energía, ilusión y buen humor. También parece haber talento: la voz de Sellbach – no siempre tan parecida a la de Siouxsie como en el caso comentado – y determinados dibujos de la guitarra de Horton prometen grandes momentos y, lo cierto, es que los cuatro primeros cortes pueden calificarse como tales, como buenas canciones sin duda. Un muy breve interludio separa “At 100%” – la cuarta composición - del resto y desaparece la tensión –el grito puntual y las dinámicas aceleración/desaceleración no crean tensión automáticamente - que hasta entonces respiraba el álbum. El resto del material es algo más errático y a Sellbach y a sus colegas les cuesta deshacerse de sus influencias que se hacen más evidentes.
La fusión entre punk y tendencias arty hacen inevitable traer a colación los primeros discos de Wire, aunque “Mosaic” – título, imagen y concepto también muy eighties – sea menos directo, menos emocional. Aunque seguro que Sellbach, Horton y Fikerle tocan sus instrumentos mucho mejor de lo que lo hacían los británicos. La trayectoria de éstos fue fulgurante, sorprendente – lo que pueden hacer hoy en día no tiene nada que ver con este álbum - y ha resultado ser larga. A ver la de Love of Diagrams…
Edita: Matador
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