25 de enero de 2017

¡Gracias jefe!




El director de esta película, François Ruffin, es redactor jefe de la revista francesa Fakir – que tiene como lema “la revista enfadada con todo el mundo. O casi” -, cuyos más de seis mil suscriptores han participado en la producción de la misma. Si bien se trata de un trabajo cercano a ese periodismo televisivo de denuncia que en nuestro país encarna Jordi Évole, hay otro modelo bien reconocible: el primer – y mejor – Michael Moore, el que aún no se tomaba demasiado en serio a sí mismo. Así, en “Roger and me”, Moore trataba de entrevistar al presidente de General Motors sobre el cierre de una planta automovilística que condenaba al paro, a la pérdida de asistencia  sanitaria, a la pobreza en definitiva a cientos de familias y, en el caso que nos ocupa, Ruffin trata de interpelar a Bernard Arnault, el hombre más rico de Francia, propietario del imperio del lujo LVMH – Louis Vuitton, Moët Chandon, Kenzo,… - que ha desmantelado numerosos talleres textiles en el norte de Francia. Tras fracasar en el intento, decide ayudar precisamente, a un matrimonio de damnificados por ese cierre. Aunque chirríe esa comparación que él mismo hace – ante sus hijos – con Robin Hood, compensa con creces el humor que destila toda la cinta y la ternura con esa pareja, que provoca inevitablemente una sonrisa cómplice en el espectador.


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