"En el momento de escribir, es fácil observar en mí una gran concentración de fuerzas únicamente al servicio de la literatura.
Cuando se hizo evidente en mi organismo que la literatura era la posibilidad más productiva de mi ser, todo se encaminó en esa dirección, y dejo vacías aquellas aptitudes que correspondían a las alegrías del sexo, de la comida, de la bebida, de la reflexión filosófica y sobre todo de la música. Me atrofié en todas esas direcciones. Esto era necesario, porque la suma total de mis fuerzas era tan escasa que aún todas reunidas no alcanzaban ni a medias a satisfacer las exigencias de mis propósitos literarios."
Franz Kafka, Diarios, 3 de enero de 1912
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