7 de septiembre de 2013

La crisis


"¿Trabajo? Como no sea de enterrador de suicidas, se burló Rachid. Ma keinch al jadima. Oualó. No hay trabajo, nada. Ni una sola obra en marcha en La Marina, ni media. En los buenos tiempos, muchos peones cobraban la semanada y no volvían a presentarse en el tajo porque encontraban sitios donde les ofrecían mejores condiciones. Ahora, en los balcones cuelgan carteles disuasorios. Alguien que solicita trabajo se ha convertido en animal molesto. TENEMOS CUBIERTA LA PLANTILLA DE JARDINERÍA Y MANTENIMIENTO. NO SE NECESITA PERSONAL. ABSTENERSE, dice el cartel expuesto en los apartamentos que se levantan junto al restaurante. Por todas partes las letras rojas o negras de los carteles: SE ALQUILA SE VENDE DISPONIBLE SE ALQUILA CON OPCIÓN A COMPRA EN VENTA OPORTUNIDAD DESCUENTO DEL CUARENTA POR CIENTO, y un número de teléfono debajo. La radio habla cada mañana del estallido de la burbuja inmobiliaria, la desbocada deuda pública, la prima de riesgo, la quiebra de las cajas de ahorros y la necesidad de establecer recortes sociales y llevar a cabo una reforma laboral. Es la crisis.(...) Hace cinco o seis años, todo el mundo trabajaba. La comarca entera en obras. Parecía que no iba a quedarse ni un centímetro de terreno sin hormigonar; en la actualidad, el paisaje tiene algo de campo de batalla abandonado, o de territorio sujeto a un armisticio: tierras cubiertas de hierba, naranjales convertidos en solares: frutales descuidados, muchos de ellos secos; tapias que encierran pedazos de nada."

Rafael Chirbes. En la orilla. Editorial Anagrama, Barcelona, 2013.

4 de septiembre de 2013

Robert Saladrigas, tú antes molabas...

Los miércoles me gusta desayunarme leyendo el suplemento Cultura|s de La Vanguardia, uno de los pocos suplementos culturales que no es que sigan valiendo la pena, sino que siguen siendo "culturales" en la entera extensión de la palabra. No dispongo de mucho tiempo, así que suelo leer las reseñas de literatura internacional a cargo de Robert Saladrigas, literatura en español, de J.A. Masóliver Ródenas y de literatura en catalán, por Julià Guillamón. Aunque no siga al pie de la letra sus recomendaciones, me parecen los tres tipos bastante fiables e independientes y, en diez minutos, puedo hacerme una composición de lugar de la actualidad literaria. Además, con suerte, a veces hay algún artículo de Carlos Losilla (hoy no) o de Ignasi Julià (hoy sí: sobre una de nuestras pasiones compartidas, Kim Gordon). El caso es que hoy, Saladrigas, se ocupa de Motorman, de David Ohle, recién editada por Periférica y en su reseña me encuentro con esto:

"Pero, ¿quién tiene hoy la paciencia y el coraje de hundir la mente en El almuerzo desnudo de Burroughs, en Matadero cinco de Kurt Vonnegut o, no nos engañemos, en las exploraciones llevadas al límte de la fantasía, el poshumanismo y el hartazgo de Thomas Pynchon?"

Valga decir que no voy a leer Motorman y voy a seguir leyendo a Saladrigas, al menos mientras no acabe convirtiéndose en el equivalente en literatura a Carlos Boyero, ejemplo paradigmático de reseñista - cinematográfico en su caso - herido de pereza intelectual.