El título
internacional de la última película del autor de Still Life proviene de una canción de un
musical de 1945, Diamond
Horseshoe, que se escucha en este documental durante un baile de
jubilados. El título original chino se cambió del previsto Shanghai
Chuanqui ("leyendas de Shanghai") - cabe hace notar que se trata de
un encargo de la Exposición Universal de Shanghai - a Haishang Chuanqui
("leyendas del mar"). Tal vez el cambio se deba a que, aunque
evidentemente estamos ante un retrato de Shanghai, también hay testimonios que
provienen de Hong Kong y Taiwan, a donde fue a parar el éxodo provocado por la
liberación de la ciudad por parte del Partido Comunista Chino en 1949.
La
película se articula pues en base a esos testimonios, ofreciendo un recorrido
histórico de la ciudad desde su apertura al comercio en el siglo XIX hasta la
actualidad, pasando por la ya mencionada liberación de la ciudad , la posterior
revolución cultural y la reforma económica. La intención declarada del cineasta
es "acceder a los detalles de la historia a través de la cinematografía:
es duro dotar de un sentido a la historia sin detalles, especialmente las
emociones y experiencias en las circunstancias históricas... Me preocupa lo que
está oculto detrás de los términos abstractos, los detalles de la vida diaria
influenciada por hechos políticos y olvidados en el tiempo." Pese a estas
declaraciones que no delatan un exceso de originalidad, lo cierto es que Jia escapa, afortunadamente, del
conformismo añadiendo referencias cinematográficas, como un film claramente
propagandístico de Wang Bing, de 1959, sobre la liberación de la ciudad, la
visita a China de Antonioni - Chung Kuo – Cina - o ejemplos más recientes como Flowers of Shanghai,
dirigida en 1999 por Hou Hsiao-Hsien, que es uno de los dieciocho entrevistados
de la cinta - su entrevista en un tren es un bello momento, que puede
interpretarse además como un homenahe -. Además están los paseos de Zhao Tao,
habitual cómplice - además de esposa - más que mera actriz del director,
por la Shanghai actual.
Lamentablemente,
serían necesarios más conocimientos históricos sobre China para poder entender
ciertas claves que encierran algunas frases de los entrevistados así como
cierta simbología. Aunque si que podemos apreciar en los testimonios más
actuales, el de un par de triunfadores - uno en la bolsa y otro en la
literatura y en las carreras automovilísticas (literalmente, en ambos campos)
-, la ironía característica de su autor. Es tan bello como inquietante el
retrato de las obras de la mencionada Exposición Universal y también es
reconocible la firma de Jia en el contraste entre las
edificaciones nuevas y el estado ruinoso o en proceso de demolición de otros.
El futuro se escribe en el presente sobre los rastros del pasado que, se diría,
pretenden resisitir a su definitiva desaparición.
Algo
parecido a lo que ocurre con la memoria de las personas, con esos recuerdos
obsesivos que anteceden incluso al propio nacimiento, como el testimonio de la
hija que no llegó a conocer a su padre, fusilado pocos días antes de nacer ella
y no puede contener la emoción mientras habla de las fotografías - lo único que
conoció de su padre - de su juicio y ejecución. Pero también es conmovedora la
historia que fríamente relata el hijo de una antigua actriz, quien
fue empujada al suicidio en la Revolución Cultural, proceso que también se
ensañó con supropia hija - y hermana del entrevistado -, también perseguida
políticamente quien trató de huir embarazada a Hong Kong y a quien el régimen
atrapó, dando en adopción posteriormente a la criatura que nació.
Precisamente,
hay quien encuentra
en el "papel" de Zhao Tao a esa niña que regresa a la ciudad de
su madre. Hay otra opinión - que personalmente encuentro más
atrayente - según la cual, y como en El cielo
sobre Berlín, de Wenders,
este impasible, pasivo personaje no sería sino la encarnación del "Ángel de la Historia" de Walter
Benjamin: "Su cara está vuelta hacie el pasado. En lo que para
nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe
única, que acumula sin cesar ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. El
ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedezado.
Pero una tormenta desciende del Paraíso y se arremolina en sus alas y es tan
fuerte que el ángel no puede plegarlas... Esta tempestad lo arrastra
irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas mientras el
cúmulo de ruinas sube ante él hacia el cielo."
Sin duda
una bella y apropiada metáfora, aunque quizás, no estemos sino ante un personaje
cuyo misterio es imposible de desentrañar, igual que de imposible resulta
retratar una ciudad como Shanghai. Jia Zhang-ke lo intenta, y aunque no es su mejor
película, como mínimo consigue que ese misterio nos parezca - pese a algún
altibajo - interesante.
Post-Scriptum:
La canción que da título - internacional - a la película:
No hay comentarios:
Publicar un comentario