He empezado a leer este fin de semana, Meditaciones en el desierto (Ediciones Destino), de Gaziel -«Probablemente ha sido el escritor político más inteligente que ha dado la derecha catalana en este siglo» escribió de él Josep Benet -, y aunque sólo he leído tres o cuatro entradas del diario que el escritor alemán redactara en Madrid - en catalán - entre 1946 y 1953 ya se pueden observar las virtudes que motivaron la referida afirmación de Benet. En apenas una veintena de páginas, ya se da el lector cuenta de lo duro que ha de ser el llamado exilio interior, pues Gaziel ya se presenta como un hombre desengañado, carente de esperanza en esa España en la que le toca vivir, carente de esperanza en la humanidad toda. La primera anotación del dietario me parece memorable:
"12 de mayo de 1946
SALUD SOSPECHOSA.- Ortega y Gasset, en la conferencia que dio hace pocos días en el Ateneo de Madrid, dijo que España había salido de la Guerra Civil con una salud a prueba de bombas. "Una salud indecente", creo que dijo.
Sí; debe de ser aquella salud que ya definía Jules Romains, en boca del Dr. Knock: "C'est un equilibre inestable qui n'annonce rien de bon"."
Gaziel, además, no sólo se revela como un certero diagnosticador de su época sino que también me atrevo a atribuirle propiedades proféticas, así al referirse a la derecha de la II República liderada por Gil-Robles, escribe lo siguiente el 17 de mayo de 1946 (el título de la entrada es precisamente LA DERECHA ESPAÑOLA):
"La derecha vivía, como he dicho, en el limbo, y su líder se veía cada vez más rodeado por todo tipo de enemigos del régimen: monárquicos, carlistas, fascistas, integristas, etc., que pretendían destruirlo."
Resulta fácil y tentador comparar la situación de la derecha de aquel entonces con la actual. No se puede menos que coincidir con Juan Pedro Quiñonero y aventurar que tal vez sea el odio cainita lo que une a españoles de variada época y adscripción ideológica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario