30 de mayo de 2008

27 de mayo de 2008

Mario Monicelli: 93 años de lucidez

El maestro Mario Monicelli, autor encuadrado dentro de la llamada comedia italiana - lo que ha pesado en que su reconocimiento no sea todo lo amplio que se debiera -, autor de grandes películas como Guardias y ladrones, Rufufú, La gran guerra o La armada Brancaleone, concede una entrevista a EuroNews. No es larga y está traducida al español. Es emotiva la conclusión del reportaje con la escena final de Guardias y ladrones. Lo mejor: la lucidez del cineasta. Lo peor: el breve documento no trata tanto sobre su cine como sobre la situación política de su país - Monicelli es un veterano izquierdista -, y la afirmación de que no volverá a dirigir películas, algo lógico teniendo en cuenta su avanzada edad. Y sin embargo, ahí está el casi centenario Manoel de Oliveira...


Vía Theatrum Ab esse ad posse

26 de mayo de 2008

Then a miracle occurs...


Léido: El perfume del cardamomo (Cuentos chinos), de Andrés Ibañez


El primer cuento de esta nueva obra de Andrés Ibáñez (edita Impedimenta) , concluye de esta manera: "..., pero antes de cortarles la garganta les decía que levantaran el rostro y miraran al cielo, país de la garza y del halcón, morada de los inmortales." Más adelante, otro cuenta con este principio: "Chi Hsi Mien era un hombre tan insaciable en sus apetitos voluptuosos que tenía a sus tres mujeres desesperadas."


Concluida la lectura el autor nos explica que ha tratado de encontrar en estos relatos un determinado tono que solemos identificar con la literatura oriental, especialmente china: "Este tono es la música de la poesía y de la prosa chinas, esa mezcla incomparable de lirismo, melancolía y un súbito sentido práctico de las cosas." Creo que los dos primeros fragmentos demuestran que el objetivo propuesto en esta última cita se cumple sobradamente, más allá de lo que de sorprendente o comprensible pueda resultar tal propósito. Todos los cuentos - de una extensión e intensidad variable, lógicamente - están bastante logrados y algunos consiguen que el lector los vuelva a repasar con la seguridad de que ha dejado pasar por alto un detalle que todavía redondeará más la pieza. No esconde el escritor la condición de pastiche de todo el conjunto, pues no sólo se añaden más influencias que la china (como la japonesa), incluyendo el hecho de que ese tono que se trata de alcanzar no es el de la propia literatura china (u oriental), sino el tono de esa literatura tal y como nos ha llegado vertida a nuestro idioma, incluyendo caprichosas traducciones - ahora sí, ahora no - de nombre propios o de lugares, además de intuirse - en alguna situación, en alguna palabra,... - algún giro más "occidental" a la manera de esas "suaves violencias" - como Andrés Ibañez las define tan acertadamente - que caracterizan la literatura a la que se rinde homenaje.


Nota: no se pierdan los artículos, como éste, que publica periódicamente Andres Ibáñez en ABCD, con el sugestivo título de "Comunicados de la tortuga celeste". Se trata de una reiteración, pues aquí ya hicimos hace algún tiempo esa recomendación.

25 de mayo de 2008

Leído: La glorieta de los fugitivos, de José María Merino


Este libro, que edita Páginas de Espuma, viene a ser una antología que recoge la "minificción" - minicuentos, microrrelatos, o "nanocuentos" - completa de su autor. Sólo por esa razón, ya estamos ante un volumen muy recomendable. Merino no sólo es un excelente cultivador de este formato, sino todo un reivindicador del mismo. De hecho, en La glorieta de los fugitivos nos encontramos ante gran número de ficciones - muchas de ellas de notable cariz fantástico, marca de la casa -, pero también ante un ejercicio de reflexión y - como decíamos - de reivindicación de la minificción; así la última parte de este libro, titulada "La Glorieta miniatura", recoge su intervención - noviembre de 2006 - en el IV Congreso Internacional de Minificción de la Universidad de Neuchâtel, pero en formato de ficciones muy breves. Por ejemplo, ésta tiene por título "Genética":

"Microrrelato se casó con Minificción y tuvieron muchos minicuentos, pero todos les salieron bobos, menos uno al que llamaron Cuentín."