27 de mayo de 2017

Denis Johnson (1949-2017)



"Mientras subíamos al autobús levanté la vista y me di cuenta de que ya debía haber amanecido, pero estaba tan nublado que no nos llegaba ni un rayo de sol. Estaba bien tener un cojín donde sentarse, aunque estuviera mohoso y rajado, pero yo no entendía la actitud risueña de Michael, el entusiasmo que mostraba entre aquella flota de autocares de lujo en ruinas, exportados de Malasia o de Singapur en lotes de chatarra del tamaño de buques de carga, estrangulados y aporreados para que soltaran unos cuantos estertores más, enfilando las carreteras con sus televisores rotos, sus cinturones de seguridad arrancados, y llenos de Michaels. Metimos nuestro equipaje en las rejillas de encima de los asientos y Michael se aseguró de que tanto Davidia como yo tuviéramos sendas botellas de agua y cajas de galletas de mantequilla Good Life. De algún tipo de iglesia situada en el edificio que teníamos detrás, en la segunda planta, por encima de los retretes públicos, nos llegaban cantos corales. Davidia se alisó la larga falda africana, apoyó la cabeza en un pañuelo doblado contra la ventana y se quedó dormida. Los pasajeros se acomodaron a nuestro alrededor, con los móviles pegados a la cabeza y hablando. Olían a alcohol, orina y a sobaco. Ahora Michael se colocaba entre ellos, retomando el manto de la pobreza africana, tal como hace el africano civilizado: relajando los hombros, calmando las manos y dejando que le caiga un velo sobre el corazón".

Denis Johnson, Los monstruos que ríen. Traducción de Javier Calvo. Literatura Random House, Barcelona, 2016.