Esta mañana me ha vuelto a acosar
una extraña ansia de sumergirme en este círculo absurdo
de prisas locas, ocupaciones ineludibles, tareas inaplazables
y chorradas así.
Hay un deseo de pertenencia que aún
no he satisfecho.
Un sentirme incluida en este manicomio
al que pretendemos llamar vida
en un olvido constante de que estamos vivos de verdad.
No lo he conseguido.
No creo que lo consiga jamás.
Hay días en los que
se me antoja todo tan extraño,
tan insufrible, tan inaceptable,
que sólo contemplo la opción de los nómadas.
Y caminar.
Y desaparecer.
He descubierto este y otros poemas de Paula M. Gallardo en el blog de Antón Castro